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Panamá y el ocaso del Foro de Sao Paulo

4 mayo 2009

La derrota de la candidata chavista, Balbina Herrera, frente al empresario Ricardo Martinelli, en las recientes elecciones presidenciales de Panamá, marca el principio del fin del Foro de Sao Paulo (FSP) en América Latina.

Panama Election

Candidatos Presidenciales panameños Balbina Herrera, a la izquierda, de el Partido Revolucionario Democrático (PRD), y Ricardo Martinelli, de Cambio Democrático (CD). Foto AP

Hace una década, los candidatos del FSP representaban una esperanza para sus naciones, sobre todo debido al fracaso de los partidos tradicionales. Prometían un cambio benéfico; ofrecían justicia social, acabar con la corrupción, y resolver los problemas de hambre y desempleo.

Pero luego de años gobernando, los resultados de sus gestiones han sido francamente desastrosos. No han resuelto ninguno de los problemas cruciales de la región y, por el contrario, los ha agravado sensiblemente. En algunos casos, han conculcado las libertades, destruido la democracia y violado flagrantemente los derechos humanos.

La derrota del Foro de Sao Paulo en Panamá es la primera de muchas otras que se avecinan. Difícilmente el Frente Amplio pueda repetir un triunfo en Uruguay, sobre todo con un candidato tan malo como el ex Tupamaro José “Pepe” Mugica. Sebastián Piñera tiene amplias posibilidades de ganar las próximas elecciones presidenciales en Chile. La precandidata del Partido de los Trabajadores (PT), Dilma Rousseff, no levanta cabeza. Los Kirchner se vieron obligados a adelantar las elecciones regionales en Argentina, para tratar de evitar un descalabro.

Los radicales del FSP —entre ellos Chávez, Morales y Ortega— están en serios problemas, debido a su incapacidad para lidiar con los efectos de la crisis económica mundial. Intentan mantenerse en la Presidencia radicalizándose, cometiendo fraude electoral, persiguiendo ferozmente a la oposición y aprobando leyes que les dan un poder omnímodo; pero ya no cuentan con el respaldo popular suficiente para mantener la gobernabilidad. Y en cuanto a las FARC, miembros fundadores del Foro de Sao Paulo, es evidente que tienen los días contados.

Otros del FSP que sí ganaron elecciones —Funes en El Salvador y Correa en Ecuador— están seriamente limitados para gobernar, por la combinación de polarización política y crisis económica. Si llegan al final de sus respectivos períodos, pueden considerarse afortunados.

Sin duda, soplan vientos de cambios en América Latina. Pero no hay que cantar victoria. Los radicales del Foro de Sao Paulo harán cualquier cosa —incluso recurrir al apoyo del fundamentalismo islámico y del terrorismo internacional— para aferrarse irracionalmente a sus cargos.

Urge crear una nueva corriente política en nuestro continente, capaz de llenar el vacío que está dejando el FSP y de elaborar programas de gobierno que resuelvan el problema de fondo de la región, como la pobreza y el subdesarrollo.