Las dos caras de Lula da Silva
Por: Graça Salgueiro
El reciente articulo publicado en The Economist cuyo titulo es ¿Del lado de quién está Brasil?, la conceptuada revista dice que “es hora de que el presidente Lula da Silva defienda la democracia en vez de abrazar a los autócratas”. Enhorabuena alguien se hace la pregunta crucial para develar de hecho quién es y lo que quiere el presidente brasileño.
En varios artículos he procurado alertar a quienes se ilusionan con la fachada y los discursos presentados por Lula ante el mundo, que ese señor no es ni jamás ha sido un demócrata, tampoco está interesado en terminar con los conflictos regionales – entre Venezuela y Colombia, Ecuador y Colombia – porque él es el cerebro de toda esta patraña como cabecilla del Foro de Sao Paulo.
A pesar de lanzar la semilla de la duda sobre las reales intenciones del presidente brasileño, The Economist se equivoca en seguir creyendo en el “tornero pobre” que ha conquistado la presidencia de un país continental, que ha sacado de la pobreza a 13 millones de personas, o que fue su mediación en el ultimo cumbre del Mercosur quien hizo Chávez desistir de la condena a Colombia por el acuerdo militar con Estados Unidos.
Bueno, en primer lugar Lula no sacó de la miseria 13 millones de personas sino que las hizo rehenes de limosnas que él llama de “bolsas” (y existen varias de ellas) y que en verdad son simple y llanamente compra de votos. Es eso que refleja su tan estrepitosa popularidad y que está causando la cultura del ocio entre los mas desposeídos. La mano de obra ya comienza a escasear pues la gente prefiere vivir con la limosna que tener un trabajo digno aunque sea modesto.
Un caso muy concreto de eso ocurrió hace poco en el estado de Ceará, al nordeste brasileño. Las industrias textiles necesitaban incrementar sus negocios entonces recurrieron al gobierno federal para obtener financiación. El gobierno federal exigió al Ceará que hiciera curso de capacitación a costureras con mujeres que recibieran dichas bolsas y después las contratara. Así fue hecho. Cerrado el curso – financiado por BNDES – y con los diplomas en las manos, las mujeres fueron encaminadas a las industrias para selección pero ninguna ha sido contratada. ¿Cuál ha sido el motivo? Ninguna de ellas se dispuso a renunciar a las bolsas a cambio de un empleo estable. Dinero de los contribuyentes echados en el basurero, industrias sin personal capacitado y votos garantizados al gobierno federal – Lula o su candidata, la terrorista Dilma Rousseff.
Asimismo en relación con la democracia y “moderación” de Lula. Desde que se posesionó, el 2003, Lula no ha hecho otra cosa que ofrecer su apoyo a dictadores y a despilfarrar la economía brasileña con gobiernos de la región, pero solamente a los pertenecientes al Foro de Sao Paulo o republiquetas africanas que él afirma tener “deudas históricas”. El cocalero presidente boliviano puso los tanques en las plantas de Petrobras y Lula no ha dicho nada, todo al contrario, pues dio la razón a Morales. Fue a Venezuela y hizo campaña a Chávez, con el descaro de decir a los venezolanos que Chávez es el mejor presidente que Venezuela tuvo desde hace más de cien años y que “nunca antes en la historia de ese país se respiro tanta democracia”. Y mismo conociendo la persecución a los opositores, periodistas, estudiantes y medios de comunicación.
Hace pocas semanas fue la vez del “padre de la patria” Fernando Lugo y el tratado de Itaipú. Más una vez, el perjuicio va ser pago por los brasileños pues Lula ha cedido a los caprichos de campaña de Lugo, a pesar de los reclamos del ministro de Minas y Energía, Edson Lobão y del presidente de Petrobras, Sérgio Gabrielle. En ese artículo es posible conocer lo que dijo Lula al respecto y también el burdo que és.
En el caso de la muerte de Raúl Reyes, Lula se puso en contra de Colombia, pues su camarada del Foro de Sao Paulo fue abatido por las Fuerzas de Uribe. No le importo un comino si Correa atentaba contra Colombia manteniendo en territorio ecuatoriano un terrorista. Ni una palabrita de condena a Correa, sino apoyo incondicional por la “agresión” a la soberanía de Ecuador por parte de Uribe. Al igual con Honduras, Lula – junto al Foro de Sao Paulo, la OEA, el ALBA y todos los comunistas del mundo – insiste en condenar el “golpe de Estado”, incluso recibió con honras de Estado al dictadorzuelo Zelaya, como si los brasileños apoyaran ese ex presidente forajido.
Mientras recibe a Uribe y dice que “Colombia es soberana para hacer en su país lo que mejor les convenga”, en relación con los acuerdos recién hechos con Estados Unidos, por sus espaldas – y más una vez establecido en el reciente encuentro del Grupo de Trabajo del Foro de Sao Paulo – exige explicaciones acerca de la presencia norteamericana en las bases militares de Colombia. Ve en esa presencia una amenaza a la soberanía y seguridad hemisférica, pero no dice nada de los acuerdos militares entre Venezuela y Rusia recién firmados (¿Chávez puede?), tampoco la entrega de lanzacohetes venezolanos a las FARC. Sobre eso Lula hace la vista gorda y mira al otro lado como si fuera una cosa rutinaria y legal entre dos Estados y no entre un Estado y un bando terrorista y narcotraficante.
Lula, Correa y Chávez, apoyados por Fidel, Morales y Ortega repiten como loros que la presencia norteamericana es una “agresión” y una “afrenta” a la estabilidad en la región, pero en verdad ellos temen que con los sofisticados equipos se acaben de descubrir donde o en que huecos se esconden los cabecillas de las FARC, o que sean puestas a descubierto las rutas del trafico en sus países que ellos saben y callan cómplices.
The Economist cierra su nota diciendo que Lula debe “avergonzar a Chávez trazando una línea clara, pública a favor de la democracia” pero eso no es posible por dos motivos: primero, porque Lula y Chávez son las dos caras de la misma moneda. Sin embargo, como Lula es el cabecilla del Foro de Sao Paulo no puede ser tan intransigente y exponerse como Chávez, sino que necesita “parecer” moderado, conciliador y que juega bien en todos los frentes – sobre todo con el comunista Obama – , para poder seguir dirigiendo e implantando el comunismo en el continente sin que nadie perciba. Y segundo, porque él mismo no puede ser a la vez comunista y demócrata, y no va echar la mano de su proyecto comunista continental, pactado con el zombi Fidel Castro hace 19 años. No ahora que su sueño ya es realidad, con quince presidentes elegidos por el Foro de Sao Paulo.
Autor: Graça Salgueiro