Por: Alejandro Peña Esclusa

La decisión gubernamental de reducir a la mitad los cupos de tarjetas de crédito para divisas extranjeras es injusta e inaceptable.

Durante los últimos diez años, Chávez ha administrado el presupuesto más grande de la historia de Venezuela, debido al tremendo incremento en los precios del petróleo.

Pero en lugar de invertir esos recursos en el país, para generar desarrollo y aumentar la productividad, los ha dilapidado miserablemente en su mal llamada revolución bolivariana, enviando maletines repletos de dinero a todos sus aliados latinoamericanos.

Además, ha gastado una fortuna comprando armas de guerra, que no son para neutralizar el hampa o defender la patria, sino para reprimir al pueblo venezolano, y de esta forma imponer su proyecto totalitario.

Ahora que los precios del crudo se han venido abajo, Chávez pretende que seamos todos los venezolanos quienes paguemos sus errores y sus caprichos, recortándonos los cupos para viajar, aumentando los impuestos, devaluando la moneda, y otras medidas antipopulares que anunciará en el mes de enero.

Chávez no tiene ningún derecho a exigir sacrificios a los venezolanos, mucho menos cuando sigue anunciando apoyos financieros a sus aliados internacionales.

Solo un nuevo gobierno -conformado por hombres y mujeres de trayectoria impecable- tendría la autoridad moral para reorganizar las finanzas nacionales y pedir a los venezolanos una cuota de esfuerzo y sacrificio.