Peña Esclusa y su Continente de la Esperanza
Cap. José Manuel Ballaben
(03 de junio de 2006)
Termino de leer el más reciente libro de Alejandro Peña Esclusa, El Continente de la Esperanza. Confieso que no fue suficiente leerlo, se me hizo imprescindible estudiarlo a profundidad, por cuanto el libro no se limita a una simple descripción de la triste realidad venezolana, sino de un mal que amenaza con hacer metástasis sobre Iberoamérica. Además, el autor propone, junto al análisis de fondo, soluciones viables y sustentables, con un alto contenido moral.
No tengo pericia como crítico literario, razón por la cual obviaré comentarios sobre estilos, formas y redacción; dejaré esos detalles a quienes puedan corresponderles. Lo que sí puedo afirmar es que El Continente de la Esperanza viene a materializar una prédica cotidiana sobre la problemática de un país sumido en la miseria social, económica y política, con el agravante de que ahora se le ha amadrinado la miseria de orden moral y ético, que amenaza la propia existencia del Estado.
Peña Esclusa ha venido planteando esa prédica desde hace una década y sólo hoy, en medio de la crisis existencial que como nación estamos transitando, hemos comprendido su alcance y dimensión; pero ahora no tenemos dudas sobre sus consecuencias presentes y futuras.
El Continente de la Esperanza tiene cien paginas de texto sin desperdicio. ¿Cómo obviar los efectos negativos y perniciosos de las teorías marxistas y de las teorías liberales como causas de nuestra problemática? ¿Representa el Foro Social Mundial la verdadera causa de los males vigentes en Venezuela e Iberoamérica, o corresponde esa responsabilidad al Fondo Monetario Internacional? ¿Existe la posibilidad cierta y efectiva de aplicar programas económicos con alcance en lo político y lo social? ¿Cuáles son las causas y quiénes son los responsables de la pérdida de nuestra identidad histórica?
En fin, del libro de Peña Esclusa, que ahora debe ser de todos los venezolanos, se desprenden interrogantes que pudiesen definir aspectos importantes o trascendentes; eso dependerá de la visión e interpretación de cada lector. En cuanto a mi respecta, debo resaltar la ponderación e importancia que Peña Esclusa le otorga al ser humano como protagonista exclusivo de su propio destino.
Concluyo que, efectivamente, nos convertiremos en El Continente de la Esperanza, cuando logremos recuperar la identidad histórica de nuestros pueblos, y cuando, a la luz de la historia, identifiquemos nuestras virtudes y defectos, perfeccionando las primeras y minimizando los segundos. Cuando entendamos que la libertad no es sólo un concepto manipulado por modelos o ideologías; y que la moral, la dignidad, los principios y el honor son valores componentes de la misma; sólo entonces, la libertad perdurará definitivamente en el tiempo y en el espacio dependiendo de la defensa absoluta que de ella haga la propia sociedad.
Quiero agradecer públicamente, como venezolano, esa perenne preocupación que Peña Esclusa ha manifestado por Venezuela y por su desarrollo integral. Hoy estamos navegando sobre un mar de fondo con vientos huracanados, pongamos proa para enfrentarlo, se nos ha dificultado deslastrarnos de esa carga ideológica (comunista) perfectamente custodiada por sus sempiternos guardianes, investidos de una dirigencia usurpadora, servil y mediocre; no importa, a puerto seguro arribaremos; Peña Esclusa lo señala en su libro “No hay margen para otro Fracaso”.