Las dos izquierdas y el fraude electoral en Venezuela
Publicado en: La Historia Paralela, Noticias 24
Por: Alejandro Peña Esclusa
10 de diciembre de 2006
Se ha difundido mucho un mito –incluso en los Estados Unidos– sobre la existencia de dos izquierdas [1], una “moderada y democrática”, al estilo Lula, Kirchner, Vásquez y Bachelet, y otra “radical y autoritaria”, tipo Castro, Chávez y Evo Morales.
Si bien es cierto que las dos izquierdas difieren en estilo, ambas comparten una misma cosmovisión materialista y socialista, metas políticas similares y un odio común a la “derecha”, particularmente hacia el sector militar anti-comunista. Por eso, en los momentos de necesidad, se apoyan mutuamente y se cuidan las espaldas, actuando en la práctica como una sóla izquierda.
No es casual que los “moderados” Lula y Kichner hayan promovido abiertamente la reelección de Chávez; como tampoco es de extrañar que el dirigente “opositor” Teodoro Petkoff, autor del libro Dos Izquierdas, haya sido el principal operador político usado para legitimar el “triunfo” de Chávez, antes y después de las elecciones presidenciales del 3 de diciembre.
Sin duda, en Venezuela se perpetró un gigantesco fraude electoral, pero no solamente a través de las máquinas electrónicas controladas por el oficialismo y de numerosas irregularidades, sino por medio de horrendos mecanismos de presión, coacción y terror:
El propio Chávez amenazó públicamente con desatar la violencia si el pueblo osaba desalojarlo del poder; hubo propaganda continua sobre la existencia de grupos paramilitares que masacrarían a la población si Chávez perdía; se amenazó a los empleados públicos con despedirlos si votaban a favor de la oposición, colocando caza huellas en los centros de votación para sembrar dudas sobre el secreto del voto; se amenazó a los beneficiarios de los programas sociales con quitarles los subsidios si no votaban por Chávez; por mencionar sólo algunas de las prácticas que en cualquier otro país habrían invalidado los comicios.
Estos métodos no se ocultaron; por el contrario, estuvieron a la vista de observadores internacionales –izquierdistas “moderados”– que los ignoraron o avalaron; entre ellos Carlos “Chacho” Álvarez, miembro del Foro de Sao Paulo [2]; el diputado argentino Francisco Gutiérrez, quien es miembro del Grupo Parlamentario de Amistad con Cuba; y Mauro Passos [3], diputado del Partido de los Trabajadores (PT) del Brasil, organización perteneciente al Foro de Sao Paulo.
No es la primera vez
Tengo dieciséis años combatiendo al Foro de Sao Paulo y once luchando contra Chávez. Cada vez que he denunciado con dureza al gobierno u organizado alguna actividad pública en contra del modelo castro-comunista que se pretende imponer en Venezuela, he recibido mucho más críticas por parte de la oposición izquierdista –tipo Petkoff– que del propio oficialismo.
En el año 2004, cansado de las descalificaciones y calumnias, escribí una carta abierta a Teodoro Petkoff, invitándolo a un debate de altura.
Petkoff alegaba que nuestra estrategia (de promover la desobediencia civil y de hacer llamados a las Fuerzas Armadas para defender a la población de los grupos paramilitares oficialistas) le hacía el juego a Chávez. Por mi parte, acusé a Petkoff de trabajar para el Régimen.
La carta decía: “Usted no desea la caída del Régimen, como tampoco la quieren sus correligionarios de izquierda, sino que se hagan los ajustes necesarios –es decir, que Chávez se modere y comparta el poder– para así mantener vivas las posibilidades futuras de la izquierda” [4].
“Su dilema, señor Petkoff, es que el fracaso de Chávez será interpretado por el pueblo como el fracaso de toda la izquierda venezolana; significará el hundimiento de lo que usted y sus amigos representan, y por lo cual han luchado toda una vida. Por eso, usted ha criticado los errores de forma del Régimen, más no los de fondo. Usted nunca ha atacado lo fundamental: la dependencia y subordinación de Chávez a Fidel Castro”, decía la carta.
En ese entonces, Petkoff se negó a debatir, profiriendo insultos y descalificaciones –como es su costumbre– pero sin dar argumentos serios. Lamentablemente, el tiempo me dio la razón.
Motivos de una traición
Desconozco si Petkoff obtuvo algún beneficio económico por legitimar el fraude del 3 de diciembre. Pero, definitivamente, sí obtuvo beneficios políticos, al posicionarse –cree él– como uno de los principales líderes de la oposición.
En su fuero interno, Petkoff justifica su traición alegando que, al reconocer el falso triunfo de Chávez, evitó un baño de sangre [5] y, en última instancia, impidió un “golpe de derecha”, es decir, una intervención militar del sector anti-comunista de las Fuerzas Armadas [6]. Pero lo cierto es que condenó a 25 millones de venezolanos a vivir en dictadura y le dio 6 años más a Chávez para exportar el castro-comunismo a todo el continente.
Sin embargo, no creo que le haya salido bien la jugada. Existe una sospecha generalizada sobre lo ocurrido el 3 de diciembre; hay muchos cabos sueltos, muchas inconsistencias. El país está encendido, aunque la rabia esté contenida. Sin duda, este episodio no ha terminado.
[1] ¿Dos Izquierdas? El Continente de la Esperanza, Capítulo 3, página 23. http://fuerzasolidaria.org/?p=136
[2] El Foro de Sao Paulo a los 16 años de fundado. http://fuerzasolidaria.org/?p=1698
[4] El dilema de Petkoff: si cae Chávez, cae la izquierda. http://fuerzasolidaria.org/?p=1949
[5] Chantaje. http://fuerzasolidaria.org/?p=1952
[6] Motivos del pacto. http://fuerzasolidaria.org/?p=1955