Urge salir de Chávez
Por: Alejandro Peña Esclusa
3 de marzo de 2008
Los hechos ocurridos durante las últimas 72 horas, demuestran sin dejar dudas lo que he venido denunciando desde el año 1995: que Chávez es –y siempre ha sido– un agente de la guerrilla colombiana.
Si bien hasta hace pocos meses Chávez había disimulado su relación con las FARC, hoy la manifiesta pública y descaradamente, al punto que está dispuesto a enviar a la muerte a miles de venezolanos, en una guerra inútil e injustificada con Colombia, sólo para vengar la muerte de su aliado y amigo, Raúl Reyes.
Muchos piensan que una guerra con Colombia es improbable y que el envío de tropas a la frontera es una payasada más de Chávez; pero no hay que dejarlo a su libre arbitrio. Su permanencia en el poder constituye un riesgo permanente, sobre todo por el estado irracional en que se encuentra.
En su estado de ánimo, Chávez es capaz de cometer acciones sumamente peligrosas, desde agitar a sus socios del Foro de Sao Paulo para cercar a Colombia, hasta suministrar a la guerrilla armamento de punta, para que lleve a cabo un ataque de retaliación por la muerte de Reyes. En otras palabras, aunque Uribe quiera evitar una confrontación, es posible que Chávez no le deje otro camino.
Como he venido explicando en mis últimos artículos, mucho antes de que estallara esta crisis, existen mecanismos democráticos y constitucionales para salir de Chávez, pero eso requiere de un gran acuerdo nacional, seguido de movilizaciones populares generalizadas. Las nuevas circunstancias obligan a acelerar el proceso de su salida.
Por su parte, los militares venezolanos tendrán que tomar una decisión: morir absurdamente en la frontera para defender los intereses de las FARC o exigirle a Chávez que deponga su actitud belicista.
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